Por Pablo Correa para IGC. Esta es una traducción del volante “The Faith of a Unitarian Universalist Buddhist” de James Ishmael Ford, quien sirve actualmente como ministro de la Iglesia Unitaria Universalista de Anahein en California, y profesor acompañante de Empty Moon Zen Network. James recuenta su historia cristiana, budista y unitaria universalista, y cómo existen coincidencias históricas y en su camino de vida sobre estas tradiciones espirituales. Este maestro zen y unitario universalista nos introduce al mundo del budismo, y nos sintetiza de forma magistral los aportes recíprocos y complementarios que se hacen el budismo y el unitarismo universalista.

 

He sido budista por cerca de cuarenta años. También he sido unitario universalista (UU) cerca de veinticinco años. Desde 1991, he sido un ministro UU sirviendo a congregaciones en Wisconsin, Arizona y Rhode Island. Desde esta perspectiva me encuentro reflexionando qué puede significar ser un unitario universalista budista.

Mi madre fue una fundamentalista cristiana. Mi padre fue un ateo a la Robert Ingersoll. Reflexionando sobre esto, veo que quizás fui destinado a convertirme en un unitario universalista, o quizás, en un budista. Esta mezcla de una profunda sensación de espiritualidad con una fuerte devoción a la razón, podrían llevar a uno tanto al unitarismo universalista como al budismo. Y resulta que encontré los dos.

Recuerdo un tiempo, no mucho después de que salí del monasterio budista, el cual había sido mi casa espiritual por varios años. Necesitaba una nueva casa espiritual donde no se me solicitará negar mis previas experiencias, sino donde pudiera procesar estos años de intenso entrenamiento monástico, y donde pudiera ir adelante en nuevas direcciones.

Mientras sentía una profunda apreciación por las técnicas de la meditación zen y por las perspectivas espirituales que encontré en el corazón del budismo, también sentía una profunda necesidad de reconexión con mis raíces religiosas occidentales. Visité un número de iglesias, pero el cristianismo ortodoxo simplemente no funcionaba para mí.

Luego, un día, mientras organizaba algunos viejos y mohosos volantes en la librería donde trabajaba, me topé con unas reimpresiones del Unitarismo Cristiano de William Ellery Channing, también conocido como el Sermón de Baltimore. Recuerdo muy claramente estar al frente del estante de volantes, leyendo y sintiendo una punzada de reconocimiento bajando por mi espina. Pensé “esto es un tipo de cristianismo que tiene sentido”.

Ese domingo asistí a la iglesia local UU. Rápidamente vi que había un distanciamiento de la fe de Channing, pero estaba incluso más emocionado por lo que había encontrado. Durante la merienda después del servicio, algunos miembros se me presentaron y hablamos. Al final uno de ellos me preguntó qué me había traído a esta iglesia.

Dije que era un budista, aunque con gran respeto por el cristianismo de mi niñez, y que buscaba una casa espiritual que me permitiera continuar mi búsqueda. Cuando me preguntaron qué entendía por “budismo”, brevemente esbocé mi creencia de que la condición humana está marcada por la enfermedad, la insatisfacción y la angustia. Hay una tristeza fundamental en nuestra condición humana.

Buda exploró muy de cerca esta aparente condición humana. Él llegó a creer que este penetrante malestar ocurre como una consecuencia natural de nuestra consciencia humana. Observando este análisis como un moderno occidental, enmarcaría lo que él dijo de la siguiente manera: Parece que surgimos como animales que pueden dividir el mundo con nuestras mentes. Quizás esto empieza con nuestra habilidad de distinguir entre el no-yo y el yo. Quizás sea incluso más fundamental la activación y desactivación de nuestras ardientes sinapsis cerebrales. No obstante, sucede que este dualismo es la fuente de la creatividad humana y ha hecho de nosotrxs la especie dominante del planeta. Pero esta forma de involucrarnos en el mundo tiene también un efecto secundario particular: nos enamoramos del mundo que es creador por nuestras propias percepciones. Queremos desesperadamente que el mundo esté completo, permanente, real.

Pero como observó Buda, nuestro aferramiento a la permanencia de nuestros seres queridos y a nosotrxs mismxs está condenada a morir. El universo y todo lo que hay en este, incluyéndote a ti y a mí, está en flujo. Y lo que cada uno de nosotrxs percibe como “yo” es en realidad una composición de muchas consecuencias. Éstas se desmoronarán en cierto punto para reconstruirse en nuevas formas. El cambio es la regla, nada está exento.

Buda acertó, y he venido a creer que cuando nos aferramos a lo que está pasando como si fuese permanente, nos encontramos en una angustia penetrante, la tristeza terrible que parece vivir dentro de nuestros corazones humanos. Pero hay buenas noticias: no tenemos que sufrir de esta manera. Buda trazó un “camino medio” a la intuición y la paz.

Esencialmente este camino medio tiene tres partes: meditación, moralidad y sabiduría. La meditación es una tecnología espiritual, donde examinamos de cerca sin juzgar cualquier cosa, cualquier pensamiento, cualquier emoción, cuando viene o va. La moralidad es una forma de armonía en el universo y entre nuestras criaturas homólogas. La sabiduría es lo que emerge de estas prácticas de presencia y armonía.

Mientras hablaba a estos unitarios universalistas hace muchos años, uno dijo, “excepto por la meditación, lo que describe suena como una perspectiva UU”, y sugirió que lxs unitarios universalistas podrían incluso ser mejores en “buscar formas de vivir en armonía” que lxs budistas, especialmente cuando manifiestan esta búsqueda como una preocupación por la justicia social.

Mis nuevos amigxs siguieron sugiriendo que un budista encontraría perspectivas similares en todas las corrientes del Unitarismo Universalista contemporáneo, particularmente en el humanismo religioso. Pero también parecen existir puntos en común entre el “budismo liberal” que describí y el cristianismo liberal, el judaísmo, y la fe aterrizada acogida por muchos otros unitarios universalistas. Y al transcurrir los años, he llegado a creer que estaban en lo cierto.

Esta mezcla de Budismo con Unitarismo Universalista empezó con transcendentalistas decimonónicos tales como Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau. La unitaria Elizabeth Palmer Peabody tradujo el primer texto budista al inglés. Reflexiones budistas sobre la naturaleza del mundo han continuado en el unitarismo universalista y se han convertido especialmente dinámicas en años recientes.

Budistas occidentales de muchas escuelas diferentes quienes ahora buscan formas de integrar sus experiencias de oriente y occidente, están descubriendo el Unitarismo Universalista como una casa de verdad. Cada vez más budistas se han integrado a esta gran tradición occidental como una variación de nuestra religión liberal.

Ciertamente nosotrxs UU budistas hemos encontrado muchos tesoros. Posiblemente la ofrenda más importante del Unitarismo Universalista es la educación religiosa a nuestros niños y niñas. Los programas de educación UU son perfectos para budistas occidentales que quieran educar a los hijxs con algún conocimiento de nuestras religiones ancestrales, como también con una perspectiva global de la religión y, por supuesto, con una apertura al budismo.

Muchxs budistas occidentales han estado buscando formas de traer nuestras perspectivas al mundo en una forma más comprometida. Mis primeros amigxs UU estaban en lo cierto, el Unitarismo Universalista ha estado comprometido hace mucho a la justicia y el activismo social en formas que tienen sentido para muchos budistas occidentales. Aquí encontramos tanto posibilidades para enriquecer nuestras vidas como las vidas de aquellxs que nos importan.

Y me place señalar que nosotrxs lxs budistas occidentales también venimos a traer regalos. Probablemente el mayor regalo que traemos al Unitario Universalista es la meditación. Hay muchas prácticas que podrían ser útiles al Unitarismo Universalista. Entre estas están las disciplinas de concentración y la poderosa práctica del Metta, la bondad amorosa. Creo que las más importantes son las prácticas de pura atención: Vipassana, Zen, y Dzog-chen. Cada una es una variación de las disciplinas originales enseñadas por Buda y sus subsecuentes seguidores. Cada una tiene que ver con atención simple y sencilla.

Fuera de este poner atención, escasa atención, o simplemente percibir, generaciones de personas han encontrado un camino a través de las trampas de nuestras consciencias divisoras para ver que compartimos un terreno común de existencia. Un profesor lo pone de esta forma: somos cada uno de nosotrxs diferentes, estrellas y personas, mariposas y tierra. Pero todos pertenecemos a la misma familia. Tenemos un único nombre familiar. Y ese nombre es el gran silencio. A veces es llamado sunyata, vacío.

Este es un vacío que incluye todas las cosas. Somos únicos, pero también somos de la misma familia. Aquí encontramos una ética que soporta los anhelos del Unitarismo Universalista por las decisiones morales y la justicia social.

Nosotrxs lxs budistas occidentales traemos una gran cantidad de perspectivas al Unitarismo Universalista. Nuestras perspectivas podrían ser tan académicas como investigaciones de textos antiguos como el Lotus Sutra, como lógicamente rigurosas como el Theravada, como también tan simples como los cánticos fervorosos de uno de los mantras venerados de China o el Tíbet. Representamos todo el rango de las posibilidades del budismo asiático, combinado aquí en occidente de nuevas y excitantes formas.

Con todas las tradiciones de fe abarcadas en el Unitario Universalista es imposible describir el Budismo Unitario Universalista en términos de la perspectiva de una sola persona. Es una riqueza y variedad lo que traemos dentro del Unitario Universalista. Y el regocijo para mí es que incluso cuando soy transformado por mi vida como unitario universalista, estoy empezando a ver las formas en que el Unitarismo Universalista es transformado por nuestra presencia budista.

Nadie sabe a dónde nos lleva este encuentro entre oriente y occidente en nuestras congregaciones unitarias universalistas. Ciertamente, sólo el tiempo lo dirá. Pero el camino es desde ya maravilloso y lleno de posibilidades espléndidas.

 

Budismo, Budismo Liberal, meditación, Occidente, Oriente, Unitarismo Universalista

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Pablo Correa
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Pablo Correa

Ser humane apasionado por el trabajo colectivo orientado al cambio social. Como caminante de esta tierra, sus casas espirituales son la meditación, la biodanza y el yoga kundalini. Su misión, es comprender la opresión, para su transformación a través de la creación y enseñanza de conocimiento. Ha trabajado como consultor de política pública para sectores del gobierno local de Medellín como la Secretaría de Cultura, la Secretaría de Comunicaciones y el Concejo Municipal. Apasionado por la ciencia y los números, se ha formado a través del aprendizaje virtual (MOOC) en la especialización Metodología y Estadística para las Ciencias Sociales de la Universidad de Ámsterdam. Ha sido cofundador de la corporación FAUDS (Familiares y Amigos Unidos por la Diversidad Sexual y de Género), que trabaja por transformar imaginarios y proteger los derechos de las personas LGBTI y sus familias en Colombia. Actualmente es Asesor Técnico del Concejal Daniel Carvalho, para el seguimiento y control de la Política Pública LGBTI de Medellín.
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