La filosofía perenne es una herramienta imprescindible para que el unitarista-universalista elabore su credo personal con base en una sólida formación espiritual.

Para argumentar la importancia de la filosofía perenne, empezaré por tratar de definirla en forma clara: Todas las religiones se han originado a partir de diferentes corrientes místicas (es decir, corrientes de pensamiento esotérico o trascendental, en oposición a lo que es superficial y dogmático). A su vez, dichas corrientes místicas se sustentan en una filosofía común y eterna (es decir, la filosofía perenne).

“De acuerdo con los fundamentos de la filosofía perenne, los pueblos de diversas culturas y épocas han experimentado y registrado percepciones comparables sobre la naturaleza de la realidad, el ego, el mundo, y el significado y el propósito de la existencia. Estas similitudes apuntan a unos principios universales subyacentes que forman la base común de la mayoría de las religiones. Las diferencias entre estas percepciones fundamentales surgen de las diferencias en las culturas humanas y se pueden explicar a la luz de tales condicionamientos culturales” (Wikipedia: La Filosofía Perenne). Dichas diferencias se manifiestan principalmente en los elementos teológicos y ritualistas de las religiones, que son la expresión exotérica (exterior, superficial, popular) de las corrientes místicas. Sin embargo, los principios que dan vida a todo el conglomerado de pensamiento y tradicionalismo ético/espiritual de la humanidad, son  universales y perennes, es decir, son vigentes en cualquier momento pasado, presente o futuro de la existencia humana, en cualquier cultura y en cualesquiera circunstancias. Dichos principios son la base de la filosofía perenne y por lo tanto, esta última constituye el pilar más profundo de todas las creaciones místicas y religiosas del mundo, y además, es el MÁXIMO FACTOR COMÚN en el que confluyen los elementos trascendentales y virtuosos de todas ellas.

Contando ya con  una noción básica de lo que es la filosofía perenne, mencionaré a continuación una breve lista de las razones por las cuales, la misma es fundamental para la construcción de nuestro credo independiente.

  1. La posibilidad de responder las preguntas más trascendentales y cautivantes de la existencia humana: ¿Existe Dios? ¿Existe el espíritu en los seres humanos? ¿Cuál es el sentido o razón de ser de la vida? ¿Existe la vida eterna o supervivencia espiritual? ¿Y de ser así, es gratuita o está condicionada a cierto tipo de transformación y evolución espiritual? ¿Existe el juicio final colectivo o individual? ¿Por qué Dios permite el sufrimiento? ¿Por qué Dios creo al hombre tan imperfecto? ¿Cuál es el rol que desempeña la personalidad egoísta dentro de las aspiraciones o metas de carácter espiritual?
  2. De acuerdo con la filosofía perenne, la inmensa mayoría de hombres y mujeres al estar dominados por su personalidad egoísta y carecer de educación espiritual, viven en un mundo de ilusión e ignorancia, ya que el mundo que para ellos es real, concreto y le da sentido o una razón de ser a sus vidas, está conformado por elementos de naturaleza transitoria, fugaz, mutable e impermanente como lo son los deleites, los apegos (apegos con el yo inferior de sus seres amados, con los bienes materiales, con la vanidad, con los problemas y las preocupaciones), los deseos y las pasiones. A través de la educación espiritual o bien, por medio de la gracia divina, la persona debe ser capaz de liberarse de ese mundo de ilusión e ignorancia que condiciona poderosamente su existencia en un sentido amplio (porque lo convierte en una oveja domesticada del gran rebaño), y adoptar un estilo de vida alternativo, que lo potencie para descubrir su Yo Superior, su Yo Espiritual, de tal manera que pueda encontrar la felicidad trascendental, aquella que no está condicionada por los bienes exteriores ni por satisfacciones personales (ambos son absolutamente fugaces y transitorios). Producto de ese estado de liberación o de incondicionalidad alcanzado, sobreviene  la  auto realización espiritual y la posibilidad de experimentar la presencia del Poder Superior con una enorme claridad, pues la persona ha logrado vaciar su voluntad y se ha liberado de aquel enorme bulto lleno de deleites, apegos, deseos y pasiones.
  3. Las propuestas o formulaciones de la filosofía perenne, en principio tan radicales pero al mismo tiempo tan cautivantes, elocuentes y desafiantes en torno al CÓMO HACER para amar, conocer y unirnos al Poder Superior. Ejemplos de algunas de estas formulaciones: Aniquilar nuestro ensimismado yo. Morir para nuestro yo en sentimiento, voluntad e intelecto. Vivir para nuestro “espiritual no-yo”, con el fin de hacer cumplir la Voluntad de Dios. Vivir en el modo de santa indiferencia, es decir, la negación total de nuestro yo separante, nuestro yo egoísta. Abnegación versus la obstinación de la voluntad personal. Dichas propuestas en síntesis, lo que nos dicen es que tenemos que olvidarnos o abandonar nuestro yo chico (personal) para descubrir nuestro YO GIGANTE (superior, espiritual). Los unitaristas tenemos que ser apasionados del desapasionamiento.

Palabras clave: credo, independiente, filosofía, perenne, unitarista,

 

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Javier Soto
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Javier Soto

Soy costarricense, tengo 52 años, desde hace 10 años soy un profesional independiente, lo cual me liberó de horarios y me ha facilitado profundizar más mis estudios en la filosofía perenne o pansofía. He sido un buscador de ese “máximo factor común” de las religiones y de las diferentes sabidurías, que reúne y armoniza los ingredientes más importantes de cada una de ellas, lo cual es muy importante para mí, ya que de esa forma puedo tener certeza sobre cuál es la “mejor estrategia posible” para amar, conocer y unirme al Poder Superior antes y después de mi muerte material. La iglesia unitaria universalista representa y estimula en sus miembros esa búsqueda del máximo factor común. Por eso es mi segunda casa.