Si deseamos heredarles a nuestros hijos y nietos un mundo mejor para vivir, necesitamos empezar a luchar por conseguirlo ahora mismo, no mañana, ya que mañana tal vez sería demasiado tarde. Tenemos que poner a trabajar junto con nuestra locura, nuestra razón y nuestra pasión, para lograr cambios positivos para nosotros en estos momentos y para los que vengan después de nosotros.


La obra maestra de Miguel Cervantes de Saavedra, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha es una de las más admirables creaciones del espíritu humano. En esta obra que fue escrita en 1605, sus dos personajes principales, Don Quijote, un idealista y soñador, que se olvida de las necesidades de la vida material para correr en pos de inaccesibles quimeras y Sancho Panza, su fiel compañero de aventuras, el positivista y práctico, aunque a veces fatalista, interactúan en una forma magistral alrededor de los ideales humanos.

Hace muchos años leí este libro, pero debo de confesar que nunca lo pude leer de corrido, por una parte por el tipo de idioma que utiliza y por el otro, por el tamaño del mismo.

 

El Quijote de la Mancha nos ofrece una historia aparentemente muy simple; Alonso Quijano es un señor de unos cincuenta y tantos años de edad, de condición modesta que enloquece por haber leído muchos libros de caballería, y en su locura, cree que es su deber hacerse caballero andante y buscar aventuras con la finalidad de luchar contra las injusticias del mundo. Entonces, limpia una vieja armadura, llama Rocinante a su viejo y flaco caballo, y él se autonombra Don Quijote de la Mancha. Sancho Panza, su leal escudero, lo acompaña en sus aventuras caballerescas, hasta que el Quijote regresa a su casa, se enferma y recobra el juicio.

Pero sí este libro contuviese sólo la historia de un viejo enloquecido por las lecturas caballerescas, no habría llegado a ser la inmortal novela que es, por más genialmente escrita y contada que esta esté. Pero más allá de los procedimientos y de los juegos de ingenio descritos, su belleza radica en la visión que Miguel Cervantes de Saavedra hace por los ideales más altos y sublimes de la humanidad, como son la libertad, la virtud, el honor, la verdad, el amor y la compasión; nos hace un llamado para luchar al lado de la justicia y todo esto, salpicado de un humor muy, pero muy ingenioso.

«La libertad”, le dice don Quijote a Sancho Panza, “es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida»

El Quijote nos impulsa a hacer algo loco, a sacudirnos de encima esa vida sin sentido que a veces creemos que estamos viviendo, nos impulsa a despertar en nuestro interior, los valores que le dan sentido a nuestra propia existencia; nos invita a que renazcan en nosotros, en este siglo XXI, aquellos caballeros de la edad media como el Rey Arturo o el propio Don Quijote de la Mancha, que luchan por sus ideales. Don Quijote, el caballero de la triste figura, dentro de su locura, nos invita a ver, sentir y creer que es posible tener otro tipo de vida de la que hemos estado viviendo, que la VIDA, en mayúsculas, es posible y que esa vida se puede vivir en armonía con nuestros ideales humanos y divinos. Entonces, ¿es Don quijote acaso un loco tratando de salvar al mundo, que en su locura trata de hacer lo correcto? O ¿es acaso un cuerdo tratando de salvar a un mundo lleno de locura?

En un pasaje del libro, nos dice que Don Quijote y Sancho Panza vieron a unos treinta o cuarenta molinos de viento. Al verlos, Don Quijote dijo:

 

– “Nuestra fortuna nos pone a estos gigantes para combatir, amigo Sancho. Les quitaré a todos la vida y haré un gran botín.

– Fíjese señor que aquellos no son gigantes, le dijo Sancho, sino molinos de viento y lo que parecen brazos son sus aspas.

– Se nota que no sabes nada de caballería, respondió don Quijote, ellos son gigantes. Más bien, si lo que tienes es miedo, quédate a rezar aquí mientras yo me enfrento a ellos”

 

Este pasaje del libro se escucha muy gracioso, ya que solamente a un loco se le ocurriría luchar contra unos molinos de viento, pensando que son gigantes, pero si este pasaje lo traemos a la vida actual, esos molinos de viento contra los que lucho Don Quijote, sería la maquinaria socioeconómica moderna, como las Instituciones financieras, las aseguradoras, las empresas transnacionales y/o el gobierno contra los cuales tenemos que estar luchando diariamente.

 

Normalmente cuando luchamos, es en contra de un adversario de carne y hueso, algo que podemos ver y sentir con nuestros ojos. ¿Pero quien es una empresa transnacional, o una institución financiera, o el gobierno? Todas estas instituciones están conformadas por nosotros mismos, los seres humanos.

 

¿Y quién esta tan loco para luchar contra un concepto tan abstracto como lo es la maquinaria socioeconómica y política actual?

En la historia de la humanidad, ha habido muchos Quijotes cabalgando y luchando contra este tipo de molinos de viento; hablamos de Mahatma Gandhi, José Martí, Martin Luther King, Benito Juárez, Federico García Lorca, Cesar Chávez, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, entre otros más. ¿Fueron todos ellos unos Quijotes modernos que cabalgaron para luchar contra estos molinos de viento? O ¿ellos acaso fueron unos locos tratando de salvar al mundo, que en sus locuras trataron de hacer lo correcto, o fueron acaso unos cuerdos tratando de salvar a un mundo lleno de locura en sus propios espacios y tiempos?

Por ejemplo, en los años 60’s uno debería haber estado totalmente loco para pensar que en un país tan racista e intolerante con la raza negra como son los Estados Unidos, se podría luchar pacíficamente para obtener la igualdad de derechos para las personas de color, pero a través de sus sueños locos, el Dr. Martin Luther King Jr. logró lo que se creía imposible. Por supuesto que el Dr. King no lo hizo solo, él necesito la ayuda de gran parte de la sociedad para logra alcanzar sus fines.

Los tiempos actuales nos están invitando a que también nosotros seamos parte de esos Quijotes modernos, que nos pongamos nuestras armaduras y salgamos al mundo a luchar juntos por la justicia, el honor, la virtud, la compasión, la libertad y el amor por los demás seres humanos, que entremos con él a la era del cambio. En otras palabras, nos están invitando a que todos nos convirtamos en activistas sociales.

Si nos ponemos a pensar un poco, la filosofía Unitaria Universalista tiene un mucho de la filosofía de Don Quijote, y esto lo podemos corroborar solamente leyendo nuestros siete principios Unitarios Universalistas. Pero no nos quedemos solamente con leerlos, sino que necesitamos empezar a cabalgar como Don Quijote y vivir nuestros valores tanto dentro de nuestras iglesias, como fuera de ellas, en otras palabras, que los siete principios UU sean nuestra filosofía de vida.

Los acontecimientos actuales nos piden que más Quijotes cabalguen nuevamente por la faz de la tierra, necesitamos más activistas que trabajen en aras de la justicia social, que nos convirtamos en otros Quijotes, que en nuestra locura, tratemos de salvar al mundo haciendo lo correcto para nosotros y para la humanidad. O cómo cuerdos tratemos de salvar a un mundo lleno de locura.

¿Activistas? Eso podría sonar como agitadores, me dirán ustedes, La prensa a veces usa el término activismo como sinónimo de manifestación o protesta. En las ciencias políticas también puede ser sinónimo de militancia, particularmente para una causa. La actividad en sí puede ser cualquiera —tales como efectuar manifestaciones o demostraciones organizadas, tales como marchas, el reclutamiento de simpatizantes, obtención de firmas a favor de alguna causa en particular, ser voluntarios en alguna escuela o en algún albergue de animales, ser parte del boicot de ciertos productos y servicios, y otras similares. Se llama activista a la persona que incurre abiertamente en tales actividades y a veces aun con solo nuestro apoyo ya estamos siendo activistas. Por supuesto, que la abierta adherencia o activismo puede exponer a los activistas a la antipatía, reacción o represalias de los proponentes contrarios en la controversia.

Los movimientos sociales y económicos suelen generar o alimentarse del activismo, usualmente político. Por ejemplo, la campaña iniciada hace algunos años atrás por estudiantes universitarios contra el apartheid en África del Sur, ejerció presión económica sobre el régimen de separación racial en ese país. Nosotros aquí en los Estados Unidos nos hemos unido a las marchas a favor de una reforma migratoria, la cual beneficie a varios millones de personas indocumentadas que residen, trabajan y pagan impuestos en este país o Las Madres de Plaza de Mayo que es una asociación argentina formada con el fin de recuperar con vida a los detenidos desaparecidos, durante la dictadura de Jorge Rafael Videla y establecer quiénes fueron los responsables de los crímenes de lesa humanidad y promover su enjuiciamiento.

Si deseamos heredarles a nuestros hijos y nietos un mundo mejor para vivir, necesitamos empezar a luchar por conseguirlo ahora mismo, no mañana, ya que mañana tal vez sería demasiado tarde. Tenemos que poner a trabajar junto con nuestra locura, a nuestra razón y nuestra pasión, para lograr cambios positivos para nosotros en estos momentos y para los que vengan después de nosotros.

Al respecto, Gibran Khalil nos dice en su poema “De la razón y la pasión”

“Vuestra alma es, a veces, un campo de batalla sobre el que vuestra razón y vuestro juicio combaten contra vuestra pasión y vuestro apetito.

Desearía poder ser el pacificador de vuestra alma y cambiar la discordia y la rivalidad de vuestros elementos en unidad y melodía. Pero, ¿cómo hacerlo si vosotros mismos

no sois los pacificadores y los amigos de todos vuestros elementos?

Vuestra razón y vuestra pasión son el timón y las velas de vuestra alma viajera.

Si vuestras velas o vuestro timón se rompieran, no podríais más que agitaros e ir a la deriva o permanecer inmóviles en medio del mar. Porque la razón, gobernando sola, es una fuerza limitadora y la pasión, desgobernada, es una llama que se quema hasta su propia destrucción.

Por, lo tanto, haced que vuestra alma exalte a vuestra razón a la altura de la pasión, para que cante.

Y dirigid vuestra pasión con el razonamiento, para que ella pueda vivir a través de su diaria resurrección y, como el ave fénix, se eleve de sus propias cenizas…”

 

Y yo le añadiría a este poema de Gibran Kjalil, descansar en la razón y movernos en la pasión y en la locura, porque todos necesitamos hacer locuras razonadas con pasión para que este mundo funcione mejor.

 

Así que, ahora vayamos a limpiar nuestras armaduras, y salgamos a cabalgar por el mundo como lo hizo Don Quijote de la Mancha, para luchar por la libertad, la virtud, el honor, la verdad, el amor y la compasión.

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Roberto Padilla

El doctor Roberto Padilla es miembro de la Primera Iglesia Unitaria de San Jose, California.
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